Javiera Lillo
Javiera Lillo y sus pequeños hijos

Javiera Lillo: una madre valiente, enérgica y deportista. Combinar maternidad y deporte nunca ha sido sencillo, pero ella bien sabe convivir con eso y más.

La entrenadora y profesora de educación física es madre de Rebecca y Francisco, a quienes ya incorporó a su vida deportiva. Javiera vive a concho una disciplina que lleva en la sangre sea en la cancha de fútbol o la sala de máquinas. «Lo he sabido llevar porque me tocó meterlos a este mundo. No soy una mamá que puede dejarlos con una niñera, tienen que ir conmigo a todo. Es duro el desafío y no siempre sale bien. A veces andan cansados, estresados y yo termino el triple de agotada», reconoce.

En esa línea, Javiera cuenta que «en su momento fue complicado porque, de primera, los niños nunca entienden mucho lo que una está haciendo y se aburren. Lo que a mí me gusta de esto, es que les gusta. Siento que es un muy buen legado que ellos tengan ese recuerdo de ‘acompañé a mi mamá a tal parte’ y hoy los veo reflejado en ellos porque ambos hacen deporte. Mi hija chiquitita tiene 3 años, hizo dos meses gimnasia rítmica y ahora está haciendo ballet. Es muy buena. Mi hijo hizo hándbol todo el verano y ahora está descubriendo más deportes porque con el papá siempre le entregamos la libertad de que hiciera lo que quisiera, pero que tenga la disciplina del deporte para que lo tenga como hábito desde chiquitito».

Contra toda adversidad

De todas formas, sumarlos a ese mundo no fue sencillo. «Cuando estaba embarazada de mi hijo jugué fútbol hasta los 4 meses. Después de eso estaba muy guatona y era raro ver a alguien así jugando. Con los dos tuve complicaciones y ni siquiera pude hacer entrenamiento prenatal, nada. Solo tenia que estar en cama», cuenta Javiera, agregando además que «yo soy bastante inquieta y fue complicado, pero confié en que fuese solo un tiempo. Tenía que enfocarme en la salud de los niños y apenas nacieron los dos me puse a entrenar altiro. Con ellos mismos entrenaba tomándolos en brazos, haciendo sentadillas y saltos. Para ellos era un juego y yo estaba entrenando. Claramente no es lo mismo, pero sí se puede».

Javiera Lillo: una madre valiente, enérgica y deportista. «Es llenador y hermoso ganar campeonatos, tener logros y celebrarlos con ellos, que entiendan que su mamá está contenta porque logró algo. Ellos han visto como otras personas se motivan a entrenar, me dan las gracias y ellos mismos se ponían hacer lo mismo que la gente que trabajaba conmigo. Tienen adquirido el deporte y esa es la gran ventaja y/o legado de ser una mamá deportista«, cerró.

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