Oklahoma City Thunder completó una campaña inolvidable al coronarse campeón de la NBA este domingo. El equipo selló la victoria en un dramático Game 7, donde superó 4-3 a Indiana Pacers frente a un Paycom Center repleto que vibró con cada jugada.

Un camino lleno de desafíos

La temporada regular mostró la mejor versión de los Thunder, que lograron un impresionante récord de 68-14, el más alto de la liga. En los playoffs, la escuadra dejó en el camino a los Timberwolves con un claro 4-1 y más tarde a los Nuggets en una serie que se definió en siete partidos. Así, Oklahoma City Thunder volvió a una Final de la NBA por primera vez desde 2012.

Finales llenas de emociones

Las Finales comenzaron con un golpe para el Thunder, que cayó 110-111 en el primer partido tras un triple agónico de Tyrese Haliburton cuando quedaban apenas décimas en el reloj. El equipo reaccionó de inmediato y se quedó con el segundo juego por un sólido 123-107, gracias a los 34 puntos de Shai Gilgeous-Alexander y un aporte clave desde el banco de Alex Caruso, que sumó 20 puntos.

En el sexto partido, Indiana forzó el último juego tras dominar la segunda mitad. Los Thunder, sin respuestas en esa ocasión, llegaron al decisivo Game 7 con la obligación de levantar su nivel. En casa, con el empuje de su público, el equipo recuperó la intensidad y la solidez para cerrar la serie y alcanzar la gloria.

Gilgeous-Alexander y un MVP soñado

Shai Gilgeous-Alexander se robó la atención durante toda la serie. El base anotó 38, 34 y 31 puntos en los primeros tres partidos, con un arranque demoledor que lo convirtió en el jugador con mayor cantidad de puntos en sus dos primeros encuentros de Finales. Su tremendo nivel lo llevó a quedarse con el MVP de la temporada, un premio que coronó su espectacular rendimiento.

Fiesta asegurada en Oklahoma

La ciudad se prepara para una celebración inolvidable. El equipo convocó a su hinchada para un gran desfile este martes, que recorrerá las calles de Oklahoma City. La franquicia festeja así su primer anillo desde que se trasladó desde Seattle en 2008 y anuncia con fuerza el inicio de una nueva era en la NBA, con un equipo joven, sólido y con hambre de seguir ganando.

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