La situación de los estadios en el fútbol profesional chileno atraviesa un momento crítico. Esta semana, el Ester Roa Rebolledo de Concepción cerrará sus puertas por tiempo indefinido para dar paso a trabajos de remodelación en su cancha principal. Lo que antes parecía un caso aislado, hoy se instala como una tendencia preocupante en todo el país.
La novedad que se mantenía escondida era el estadio La Portada de La Serena, según información de Radio ADN, también se planifica el mantenimiento del césped del recinto además de trabajos urgentes de mejoramiento del drenaje y resiembra de la cancha principal. Un proceso de resiembra obligó a Deportes La Serena a modificar su planificación, incluyendo el cambio de localía para su partido ante Ñublense, programado para fines de mes. A este escenario se suman otros recintos que presentan problemas de mantención, falta de inversión o directamente decisiones administrativas que afectan su disponibilidad.
Clubes, jugadores e hinchas se enfrentan a una crisis silenciosa que impacta directamente en lo deportivo y logístico. La falta de planificación a largo plazo, sumada a la escasa inversión pública y privada en infraestructura, ha generado un efecto dominó que obliga a los equipos a buscar soluciones improvisadas semana a semana.
Mientras los dirigentes intentan contener el problema con medidas parciales, la necesidad de una política seria para recuperar y mantener los estadios del país se vuelve urgente. La crisis ya no solo afecta al espectáculo, sino también al vínculo entre los clubes y sus comunidades.
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